Casa Tía Julia, como su propio nombre indica, tiene su origen y sede principal en la casa de mi tía-abuela Julia y es el verdadero refugio de ideas que nos inspira como punto de encuentro, con especial atención a su cocina, lugar de conversaciones infinitas con mi tía Julia y otras vecinas del pueblo.
Mucha gente nos pregunta por las obras y si Casa Tía Julia está ya operativa. Aquí es cuando contamos que Casa Tía Julia es mucho más que una casa y pretende ser un proyecto integrador y global que se pueda exportar a otros lugares. Al igual que las casas de los relatos de Michael Ende que cambian de disposición y lugar según el estado de ánimo de sus habitantes, nosotras contamos con diferentes espacios repartidos por el pueblo, que no son la casa de la tía, pero que sí son Casa Tía Julia y que responden a las necesidades del día a día del proyecto. Gracias a estos espacios, aunque la casa de la tía Julia esté en obras, Casa Tía Julia es un proyecto ya en marcha.
Casa Tía Julia
Allí pasé innumerables horas de conversación con mi tía y el lugar siempre me fascinó porque era una de las pocas casas que conocía conservadas sin apenas cambios -los justos para mantener en condiciones la vivienda- en por lo menos 50 años (según el catastro la casa data de 1900, aunque creemos que es anterior). Algunas amigas que conocieron a mi tía decían que entrar en ella era como sentirse Alicia en el País de las Maravillas después de haber tomado el jarabe que la hace grande, ya que los techos interiores y las puertas de todas las habitaciones son especialmente bajitos.
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Casa de la Nuri
«La Nuri» es mi madre, y por extensión, también lo soy yo, que he heredado su nombre. Mientras Casa Tía Julia está en obras, mis padres han tenido a bien dejarnos su casa (ellos viven en Vitoria) como lugar arreglado donde poder comer, dormir, ducharse… Esta casa conserva en su interior un gran horno de adobe, ya que antiguamente era una panadería y tienda. Suelo insistir en que tengo un horno como una habitación de grande, pero hay que verlo en persona para hacerse una idea. También allí contamos con una «bodega» que podría ser un gran cuarto oscuro para las actividades de solarigrafía.
Las Escuelas
Este espacio es propiedad del Ayuntamiento de Ciria, pero tenemos permiso para utilizarlo para los cursos y talleres y de hecho, desde el principio, contar con este local era una de las claves de Casa Tía Julia.
Se trata de un edificio totalmente renovado y acondicionado que como su propio nombre indica, fueron las escuelas (en plural porque eran dos, una de chicos y otra de chicas). Hoy se han juntado las dos escuelas tirando el tabique que las separaba y así se ha conseguido un espacio totalmente diáfano, con capacidad para unas 120 personas. Nos hace especial ilusión que poco a poco este lugar se vaya llenando de nuevo de alumnos y de actividades educativas gracias a los talleres, cursos o presentaciones.
El corral
Era de mi abuelo y es donde guardamos la leña. En el futuro nos encantaría tener un huerto, porque hay espacio para ello, pero de momento es inviable. También cuenta con una parte superior cerrada que nos gustaría recuperar con algún fin artístico.
Reznos
No es un espacio en sí, sino el pueblo de al lado, donde nació mi abuela. Lo incluyo porque allí está el huerto de mi tía Tere (tía abuela, pero que apenas tiene 4 años más que mi madre) que suele ser de visita obligada cuando viene gente a conocer Casa Tía Julia. Por ejemplo, las chicas de Blogirls 2.0, además de aprender a hacer jabón en las escuelas cayeron rendidas ante mi tía. Además, es un pueblo con un encanto especial en el que yo siempre me he sentido como en casa. Tiene solo unos 10 habitantes en invierno y dos de ellos son dos holandeses que ahora llevan el bar en lo que antes era el lavadero.