No me sientan bien las cámaras


Ea, ya está, ya lo he dicho: no me sientan bien las cámaras. No es que me saquen más fea o más guapa o que no me reconozca en esas imágenes. Es que no me sientan bien porque días antes empiezo a ponerme nerviosa y días después empiezo a darle vueltas a «podría haber dicho esto» o «podría haber dicho esto otro» o «mierda, mira que no decir aquello de más allá» y me meto en un bucle de pensamientos inútiles y desgastantes que no me dejan dormir.

Pero claro, si estás de vacaciones tranquilamente y te llama «España Directo» de TVE (uno de los programas que mi madre no se pierde) y te dicen que quieren venir a grabar porque tu proyecto les parece precioso, pues qué vas a hacer, les dices que sí.

Reconozco que les dije que sí un poco con miedo, porque aparte de que a mis nervios le sientan fatal las cámaras, había leído este artículo hacía unos meses sobre cómo había ido un equipo del programa a su pueblo y se había dedicado a inventarse cosas (como cortar leña en hacha en vez de en motosierra) y claro, con esos antecedentes, te queda cierta duda, pero necesitamos toda la publicidad posible para amadrinar tejas y no puedo permitirme decir que no a uno de los programas más vistos de TVE, aunque te digan que quieren grabar «acción» y tú pienses que un miércoles por la mañana en un pueblo de 40 habitantes mucha acción no puede haber.

Lo primero -y casi más difícil- fue contárselo a mi madre, que está harta de tener una hija periodista que va contando cosas por ahí y que odia que graben su casa (le prometí que enseñaría el horno de su casa a título particular, pero que no lo grabarían) y que luego siempre se preocupa de si voy despeinada, con coleta, si la casa estará limpia, si no grabarán todo lo viejo…

Llegó el día de la grabación y la verdad es que no pude tener más suerte con la reportera que vino, Laura García Rojas, de Teruel y cuyo padre, según me explicó, es de un pueblo ya abandonado también de la provincia de Soria, así que conocía perfectamente lo que es un pueblo de pocos habitantes y no quería ni mostrar una visión idílica de él, ni lo abandonado que está. Al contrario, su interés era mostrar «nuevos habitantes» y que hay algo de esperanza y que la España vacía no está tan vacía como parece.

Durante el rodaje, Laura, como buena profesional, venía ya con una idea clara de qué grabar y cómo grabarlo (habíamos hablado antes bastante e intercambiado varios emails para que se hiciera una idea) pero yo, como periodista que soy también, quizás hubiera grabado otras cosas.

Me quedé con las ganas, por ejemplo, de que aparte de sacarme a mí y a la casa, me sacaran también hablando con un par de colaboradoras del proyecto (que estaban por allí, fuera de plano), porque crear un espacio de conversación es uno de los pilares fundamentales del proyecto, pero a cambio, me grabaron conversando con la reportera en la cocina, ella sentada donde siempre se sentaba mi tía (donde todo el mundo la recuerda contando historias) y eso fue bonito. También el día de antes había encontrado poniendo un poco de orden una carta sin abrir, dirigida a la maestra del pueblo, y aprovechamos para abrirla delante de la cámara.

Aparte de eso, yo estaba más nerviosa de lo que parece y creo que resumí el proyecto demasiado rápido y que no pude contar a cámara todo lo que hubiera querido porque no tengo medida: o me enrollo como las persianas o lo ventilo en 10 segundos y dos frases lacónicas.

Tras grabar en Ciria, fuimos a Reznos (el pueblo de mi abuela, a 8km, que es mi segundo pueblo) donde tenían una cita para grabar a los holandeses, una pareja que viven allí de continuo desde hace más de 10 años. Llegar a Reznos siempre es una alegría, porque allí está mi tía Tere (la hermana pequeña de mi abuela) que es una persona acogedora como ella sola. En ese momento yo ya devolví la petaca del micro y el equipo de grabación se fue con los holandeses al huerto y ya no sé qué grabarían allí.

Y bueno, aquí estoy, esperando que se emita el reportaje, que será cortito: 2 minutos en Ciria y 2 minutos en Reznos, aunque ahora me parece una eternidad. Y sigo en bucle, por supuesto, pero me apetecía contaros que vamos a salir en la tele y que poco a poco iré trabajando que me sienten mejor las cámaras.