El hijo de la Teresina


teresina huesca

Mi tía Julia solía contar muchas historias. Yo las escuchaba embelesada desde pequeña, porque siempre me había rodeado de personas mayores y sus recuerdos en primera persona eran mejor que cualquier cuento. A sus 94 años la tía conservaba la memoria intacta y en ella re-vivían tiempos y personas pasadas. Sentada en el hogar de su cocina, en aquella silla baja tras la que colgaba un trapo de Portugal sobre una caja de latón de Titanlux que nunca supe qué contenía, mi tía Julia rememoraba sus tiempos jóvenes. Así la tengo grabada en una cinta en la que se dice a sí misma «ni uno vivirá, porque yo he vivido muchos años, y eran de mi tiempo» en referencia a las personas de las que hablaba en ese momento.

Una de las protagonistas de sus historias era la Teresina, la hija de los «amos» de la primera casa donde ella había ido a servir a Huesca cuando tenía unos 20 años. Me hablaba mucho de ella, de cómo habían ido juntas a ver la primera película sonora o cómo habían encargado un abrigo de entretiempo a una modista, o cómo iban al baile, al Jai-Alai, y según mi tía los mozos la sacaban a bailar porque ella no era más guapa que otras, pero sí era más «resultona».

Tras morir mi tía, cuando compré la casa, apenas encontré correspondencia, fotografías o detalles personales, pero sí encontré en un cajón una postal fechada en marzo de 1930 que la Teresina le había enviado a mi tía, con un mensaje que me emocionó: «Para que siempre te acuerdes de quien nunca te olvidará». Efectivamente, mi tía siempre había recordado a la Teresina y en ese momento yo, con esa postal en mi mano, me sentía la heredera directa de los recuerdos de mi tía, la responsable de transmitir que una vez existió en Huesca en los años 30 una joven llamada Teresina, a la que le gustaba el cine e ir al baile.

No tenía más datos de ella, salvo que sus padres habían tenido carnicería, y no se me había ocurrido buscarla, porque aunque Huesca sea pequeño, no tenía ni idea de por dónde empezar a tirar del hilo. Así se quedó la cosa hasta que a finales de este noviembre organizamos el networking de otoño y vino, desde Huesca, Yolanda Gimeno, responsable del proyecto Fruta del Manubles. Unos días después se me ocurrió contarle la historia de la Teresina, como algo anecdótico, sin esperar que de ahí pudiera salir nada. Pero ya lo creo que salió. Yolanda empezó a mover hilos, a enseñar la postal y alguien dio una pista definitiva: la Teresina podría ser la madre de Angel Gari, un prestigioso antropólogo aragonés, muy conocido en la ciudad.

teresina huesca

La búsqueda llegó a oídos de Angel Gari y aunque él -ciego desde los 7 años- no podía ver la fotografía, una de sus primas pudo confirmar a Yolanda que la joven que aparecía con un sombrero en el centro de la foto-postal era la Teresina, y que el mantón que aparece en esa imagen es una reliquia familiar que va pasando de generación en generación y que lo siguen conservando hoy en día. Le dio más datos, también, como que a su familia, la de los carniceros, les llamaban «calzonetes» y efectivamente, revisando las cintas que yo tenía grabadas de mi tía sale ella diciendo «de casa de “calzonetes” solo puedo decir cosas buenas».

Grabé muchas cintas en una cámara mini-dv, pero el paso del tiempo ha echado a perder mucha parte del metraje y apenas se conservan unos 20 minutos de las memorias de tía sobre Huesca. Ahora, sin duda, tengo pendiente visitar a Ángel Gari en Huesca para compartir memorias y que me enseñen sus fotografías familiares de la época, porque tal vez en alguna de ellas esté mi tía Julia.

A mi tía le hubiera hecho muchísima ilusión saber que su amiga Teresina tuvo un hijo y le hubiera encantado conocerlo. Y para Ángel también hubiera sido un privilegio escuchar de viva voz las historias de mi tía. Es una pena que no se llegaran a conocer, pero ahora recojo yo el testigo y me propongo repetir en breve «el viaje de Julia», el que hizo mi tía desde Ciria (Soria) hasta casa de «calzonetes» en Huesca.

Sé que todas las historias están unidas, pero nunca pensé que un encuentro de networking en 2017 me hiciera encontrar la pista de una amistad de los años 30, y mucho menos que gracias a mi tía Julia haya acabado hablando con uno de los antropólogos más conocidos en Aragón. Quién sabe cuántos hilos más tiene todavía esta historia…

Bonus track (3 min): mi tía Julia nos lo cuenta en primera persona 🙂

A veces hay un problema con el audio los primeros segundos, pero luego ya se oye bien.